Porque Zinedine Zidane es un entrenador maravilloso
La maravilla de Zidane es que parece poca cosa. Que lo escuchas hablar en la conferencia de prensa y da la impresión de ser un ovni, apenas desembarcado en el planeta Tierra. “¿Fútbol? ¿Y qué es eso? Qué sé yo, no me meto en esas cosas”.
La maravilla de Zidane es que parece que no se inventa nada. Su delantero no es el espacio, su tipo de presión no tiene un nombre exótico y sus jugadores no son “falsos”. No te viene a hablar de filosofía, ni su nombre forma parte de un neologismo de describa su forma de entender el fútbol.
La maravilla de Zidane es que, si no conociéramos su carrera de futbolista, parecería un hombre normal. Pero – esta vez, no se lo podemos negar – es un hombre de una genialidad desmesurada. Y, por ende, un entrenador como ningún otro.
Lo que está haciendo este año con el Madrid es impresionante. Una verdadera hazaña, que muchos no hubiesen logrado. Todo el contrario, aquí sostengo que la mayoría de los entrenadores de este planeta hubiesen condenado este Madrid a una temporada sinsabor como la pasada, si no peor. Le costó un tiempo encontrar la forma correcta de encuadrar las cosas, pero, como ya notamos previamente en estas frecuencias, “tampoco Roma se ha construido en un día, y si en Madrid se quiere reconstruir un imperio partiendo del cimiento, [era] lícito pedir un poco de paciencia”.
Zidane, después de haber logrado todo lo que se podía lograr, volvió y se encontró con un equipo a fin de ciclo, sin rumbo, incapaz de encontrar la chispa que hubiese encendido ese fuego que lo animaba hacía muy poco tiempo. Pensarse invencible y después descubrirse humano es una de las peores cosas que le puede pasar un deportista y, en estos casos, cambiar de ambiente puede ser la única solución. Zidane, antes que entrenador, ha sido psicólogo de esta generación de dioses decaídos, y los llevó a sus antiguos niveles. Tan solo esto, valdría avalanchas de aplausos. Pero hay más.
Después, había que pensar en los demás. A esta altura de la temporada, queda clarísimo quiénes son los once nombres con los que el francés contaría en los partidos más importantes. No obstante, todos tienen su protagonismo dentro del primer equipo, y todos se sienten importantes. El ejemplo más claro lo tuvimos hoy (en el Real-Español), día en el que Vinícius volvía a la titularidad después de meses en los que las veces que no estaba convocado superaron ampliamente las que jugó. Sin embargo, el brasilero actuó de manera más que suficiente y, lo más importante, jugó sin presiones, hasta con alegría. Algo que se puede conseguir solo si, en todo este tiempo, nunca dejaste de sentirte importante. A pesar de todo.
Vinícius es buen pretexto, también, para hablar de la evolución que dio Zidane a su juego y a sus esquemas, que están bien delineados, pero se adaptan a las situaciones con la que se enfrentan. El objetivo es crear asociaciones entre los jugadores más técnicos, partiendo de un 4-3-3. Lo usual sería que sea Hazard a conectarse con Benzema, entrando en su órbita por la banda central del campo y ayudando a la formación de un 3-5-2 muy ofensivo en la fase de ataque. En su ausencia, su sustituto, que tiene características diferentes, juega de otra forma, obligando el equipo a disponerse de manera distinta sobre el césped, pero empleando los mismos dictámenes de siempre. Hoy Vinícius jugaba con los pies casi en la raya lateral, entonces fueron los centrocampistas los que se acercaron a él, para crear superioridad numérica y técnica en esa zona. En pocos metros cuadrados combinaban Mendy, Kroos, Vinícius, Casemiro y hasta Valverde, con Benzema atento al desarrollo de la acción para aparecer y conectarse. Cambiar todo para que nada cambie.
Por último, y no menos importante, Zizou ve más allá. Ve dentro del jugador, comprende tanto su lado humano como sus potencialidades. El magnífico box-to-box Valverde y la joven estrella Rodrygo son descubiertas suyas. Vaya uno a saber cuántos minutos hubieran tenido, a esta altura de la temporada, con otro técnico. Yo apuesto que muchos menos.
Si ahora los madridistas tienen un equipo, en resumen, se lo deben a él. Un entrenador maravilloso, la gran diferencia de este Madrid. Aunque parezca un hombre cualquiera.
Ah y, claro, es uno de los directores técnicos más ganadores de la historia. Pero, es cierto, el fútbol tiene memoria corta.
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